¿Quién no quiere impuestos bajos? Los inversores inmobiliarios se benefician significativamente de una tasa reducida de impuestos, permitiéndoles derivar mayores ganancias a largo plazo. Esta ventaja tributaria les da a los inversores inmobiliarios la capacidad de mantener más de su inversión, y les permite ahorrar, diversificar y maximizar sus ingresos.